Su trabajo como analista dejó huellas imborrables en pacientes y colegas, ligando el psicoanálisis con lo social y abriendo nuevos caminos.
A lo largo de mi práctica como psicoanalista, tanto en el hospital como en la actividad privada, he visto surgir sin solución de continuidad desde los colegas con los cuales he participado de una actividad compartida en el campo de la salud mental, la figura casi legendaria y porque no un tanto mítica de Enrique Pichon Rivière. Es y ha sido habitual escuchar frases como: "Sí, esto ya lo hacía Pichon", "cuando estuve con Pichon en el hospital", "una vez Pichon nos dijo", "yo aprendí la técnica grupal con Pichon", "me quedaba a la noche charlando con Pichon, él sufría de insomnio" o, entre otros tantos; "cuando supervisaba con Pichon, le llevé el caso de un paciente privado y me dijo mándelo ya al médico. Luego resultó que tenía un tumor".
La figura de Pichon Rivière, en parte, tiene que ver indisolublemente con la institucionalización del psicoanálisis en nuestro país. Fue miembro fundador de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), junto con Ángel Garma, Cárcamo y Arnoldo Rascovsky. Como lo señaló en la entrevista que le hiciera Vicente Zito Lema en 1976 (1), había madurado en el entorno científico de aquella época la idea de que era necesario institucionalizar el psicoanálisis, de acuerdo con los lineamientos que la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) requería para ser reconocida como una institución psicoanalítica.
Estos pioneros tuvieron una amplia inserción en la práctica hospitalaria, entre otras cosas porque provenían del ámbito médico y estaban interesados en el estudio de la neurosis, pero sobre todo en la patología ligada a la psicosis y a la psicosomática.
Si la neurosis era un cuadro puramente psíquico, en cuanto a la psicosis se la intentaba sacar del ámbito psiquiátrico organicista, para poder abordarla desde una concepción dinámica inconsciente de la mente, mientras que la última les planteaba lo que venía y viene desvelando a filósofos, médicos y psicoanalistas: si hay una unidad psicosomática o son dos entidades totalmente separadas, por un lado la mente y por el otro el cuerpo.
Así se dirimía en el ámbito de la psiquiatría una controversia entre los alineados en la corriente organicista, como motora de la enfermedad psíquica y aquellos que, como Pichon Rivière, pensaban a la enfermedad mental ligada a los psicodinamismos inconscientes de la mente.
Es importante señalar que su impronta como analista dejó una marca indisoluble en la mente de sus analizandos, y que este trayecto estuvo signado por los distintos intereses por los que fue pasando Enrique Pichon Rivière (2) a lo largo de su dilatada tarea como psiquiatra, analista y luego como psicólogo social.
El primer presidente latinoamericano de la Asociación Psicoanalítica internacional Horacio Etchegoyen (3) dijo que Pichon Rivière fue un excelente analista, "una estrella, un maestro incomparable, con una generosidad y una capacidad de ayudar y de estimular muy grandes. Él influyó mucho en mí".
Oscar Alfredo ELVIRA
http://www.rionegro.com.ar/
La psicología social, como disciplina y herramienta técnica, instrumenta para el abordaje, indagación, diagnóstico, planificación y operación en los distintos ámbitos en los que se cumplen procesos de interacción. Estos ámbitos, caracterizados como ámbito grupal, institucional y comunitario, pueden ser abordados desde un esquema conceptual común, pero presentan variables específicas que requieren manejo técnico diferenciado. Enrique Pichon Riviere
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martes, 15 de octubre de 2013
La vigencia de un humanista, Enrique Pichon Rivière
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