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lunes, 7 de octubre de 2013

La Teoría del Pollo Quemado

por Mabel Ieraci.-
Hace varios años ya, cuando recién me iniciaba en la formación de la Psicología Social, a partir de una situación a confrontar con algunos compañeros, les comenté mi "Teoría del Pollo Quemado", aún hoy, vivo la experiencia de que algunos de ellos, y otras personas que en otros ámbitos lo escucharon de mi lo recuerden con una sonrisa, pero también, me lo recuerden desde el uso de la misma en la vida cotidiana...
Hoy pensaba, digamos, reflexionaba, dado ciertos hechos trascendentes en mi vida, que del todo no trascienden más allá de mi, que dicha teoría resurge cada vez con más fuerza, quizá tenga que ver con que nos vamos sumiendo, los ciudadanos de éste mundo, en técnicas tan globalizadas de trato con el otro, de desinterés de lo ajeno, de cuidar sólo "la quintita propia", que la mirada cooperativa, la mirada contenedora, la mirada contemplativa, parecería ser una utopía de ciertos idealistas entre los que me encuentro.
Y bien seguiremos en la brecha, buscando "aliados" en la conducta humana, donde el egoísmo no es una bandera, apenitas puede llegar a ser una alfombra donde limpiar "el barro de las patas"...

Teoría del Pollo Quemado

Hace varios años más, si no me equivoco, una década, una mujer, a la que llamaremos CLARA, que había sido operada de un tumor cerebral, y con valentía se seguía recuperando, logra salir a la calle, por primera vez sin ser acompañada, después de meses de no poder hacerlo.
En esa caminata aún insegura, pero valiente, se encuentra con una vecina, a la que denominaremos JUANA, que por supuesto durante todo ese período no había visto y tampoco sabía de su experiencia de salud-enfermedad.
El diálogo fue cercano al que escribo a continuación:
CLARA: ¡Hola Buen día Juana!
JUANA: Hola... ¡Querida buen día será para vos!
C: ¿Por qué? ¿Qué te pasó?
J: Mirá ya empecé el día mal, y mirá la hora que és, ¡Imaginate la que me espera! Me levanté temprano, puse un pollo en el hotno para dejar hecha la cena, ya que hoy me voy casi todo el día a trabajar. Me fuí a bañar y cuando salgo de terminar de arreglarme, voy a la cocina...¿y no te imaginás que me pasó?
C: No! La verdad que no!
J: ¡¡¡Una desgracia!!! Se me quemó el pollo!!! ¿Te dás cuenta que maldición?, No, si es lo que yo digo, es el diablo mirá!!! Nada me sale bien!!
C: Y bueno, mañana será otro día...
J: Si, vos decís, pero yo me imagino la que me espera si ya empecé así...

La charla, o como se llame, terminó así, Clara con una media sonrisa siguió caminando por primera vez sólo por la manzana de su casa -aún no tenía permiso de cruzar la calle- con su gorrito que tapaba su cicatriz, y con la convicción de que ciertas personas no pueden entender, discernir, comprender, interpretar, intuir, vislumbrar, conocer, adivinar, captar, enterarse de lo que la VIDA REAL significa.
A partir de allí nace la TEORÍA DEL POLLO QUEMADO, algún día escribiré el libro que a muchos les debo y por sobre todo me debo a mi, y seguramente haré de mi Teoría una carta de presentación...
Por el momento comparto el contenido y la experiencia, y hagamos de éste momento, de éste instante la posibilidad de repensar que apertura de mente y cuerpo tenemos con nosotros y con los otros, en la Vida Cotidiana.
Intentemos no vivir en el HORNO!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que artículo!!!! mucho para pensar, cuantas veces habremos sido Juana quizás sin querer, sin saber la situación del que está enfrente, sus luchas, sus tristezas y dolores. Que pasa con el género humano que estámos perdiendo la piedad, la comprensión, y entramos en la espiral del egocentrismo....
Delfina