CONTADOR VISITAS

domingo, 20 de febrero de 2011


Elegir ser Psicólogo Social, es una verdadera elección de vida si uno se mueve desde la ideología profunda del trabajar y trabajarse,del copensar, de lo comunitario, de la construcción en la vida cotidiana, del saber que quien padece nos está esperando, del romper la estereotipia, del planificar la esperanza...
Colegas, Compañeros y Amigos, les regalo éste fragmento escrito por el grande de Moffat, y repensemos el sacudirnos el polvo, el hacer ruido con creatividad y compromiso y el lograr ratificar nuestra madurez como profesionales a los ojos de los vendados...

Mabel Ieraci



EL VERDADERO PENSAMIENTO DE PICHON ESTA REPRIMIDO
(POR ALGO SERÁ)
-FRAGMENTO-
ALFREDO MOFFATT
Revista de la Asociación de Psicólogos sociales de la República Argentina 10 de junio 1996...Pichón era molesto para el poder, por eso lo echaron del manicomio y de la propia APA, (Asociación Psicoanalítica Argentina) que él había fundado, cuando los llamó "cafishios de la angustia".
Pichón te abría la cabeza, en realidad te la "partía en pedazos", para que vos luego armes tu rompecabezas con una nueva figura. Te hablaba de lo dramático en el sentido de llorar y reír, lo dramático como lo comprometido con la vida. Era muy seductor dando clases, era imposible aburrirse. El hacía referencia al aquí y ahora que estaba sucediendo, y usaba, desde un lenguaje sofisticado, hasta el lunfardo más rantifuso. Sentías que con la ciencia que él te explicaba, entendías tu vida.
Era travieso (Winnicottiano), proponía el juego como modo de aprendizaje. Parecía viajar por las edades, a veces tenía su edad, y otras veces parecía de seis años y se permitía travesuras; a veces tenía ochenta y seis y hablaba de la muerte.
Manejaba la espontaneidad en todos los órdenes, daba sorpresas. Todo desde un impecable y rigurosísimo método científico y un develador análisis de la realidad. Juntaba la ciencia y el arte, era el Pichón razonable, terapeuta organizador del caos.
Muy estudioso, profundo investigador, leía y conocía todas las corrientes. Su casa era un caos de libros. Tenía interés por todo, Pintura, Ecología, Cibernética, el pensamiento filosófico. Tenía una gran cultura literaria y artística, de una formación universal como he conocido pocos.
También podía ser un finísimo profesor francés (Ginebrino), un exquisito psicoanalista, y a la vez podía estar cómodo con un grupo de vagos en una cantina atorranta. Contenía todo lo humano.
Después de su muerte sentí que, para mí, no había más maestros. En su relación conmigo está presente ese estilo amoroso irónico jodón; recuerdo que me decía, "vos sos mi hijo putativo" (y me dejaba pensando sobre las ventajas de la "putatividad maternal").
Para terminar este artículo (seguro que polémico), diremos que en esta época de desconcierto y confusión aceptamos sin culpa usar un Pichón light. El otro está reprimido, igual que otras cosas, como lo solidario, lo ético y el sentimiento de justicia social, pero recordemos que existe el otro Pichón y que cuando este país reencuentre su proyecto de destino y salgamos del pozo, vamos a necesitar en la psicoterapia, en la socioterapia, el pensamiento vigoroso, transgresor y creativo de Enrique Pichón Rivière.

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