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viernes, 1 de febrero de 2013

La Familia y el Estrés

por Dr. Daniel Villa


En la convulsionada sociedad en la que vivimos el estrés es cosa de todos los días. La desmesurada carrera hacia el éxito, las presiones que impone el competitivo mundo laboral, así como la ausencia de grupos de apoyo familiar o comunitario, son algunas de sus fuentes. La lista se amplía al pensar en los conflictos en el hogar, las dificultades económicas, problemas con la condición migratoria, los quebrantos físicos, las expectativas poco realistas sobre uno mismo o sobre otros y un sin fin de males más.

Pero ¿qué es el estrés? "El estrés es la respuesta no específica del cuerpo a cualquier demanda por encina de los niveles normales".1

Esta condición nos afecta a todos sin importar edad, sexo o condición social. Los grados moderados de estrés son necesarios y nos motivan para avanzar por la vida y responder a las demandas diarias. Pero no podemos vivir en un estado de estrés permanente. Hay un viejo dicho griego que expresa: "romperás el arco si lo mantienes tensado todo el tiempo".

Es necesario decir que la manera en que reaccionamos ante las presiones de la vida varía de una persona a otra. Porque no son las circunstancias que nos ocurren, en sí mismas, las que causan la tensión, sino la manera en que las interpretamos. De dos personas despedidas de sus empleos, una se desespera al pensar en sus compromisos, mientras que la otra dice - perdí este trabajo, de seguro me está esperando otro mejor- y sale a buscarlo. Como vemos no es el hecho en sí, sino la manera en que lo percibimos lo que más nos afecta. La actitud mental con que enfrentemos la vida es determinante.

El estrés afecta la salud de la familia. Es muy difícil padecer de estrés sin que otros lo padezcan. El portador o portadora lo esparce. Con frecuencia llevamos a la casa el estrés del trabajo o de la calle y hacemos que el cónyuge o los hijos paguen por situaciones que le son ajenas. La relación sexual también se afecta con el estrés reduciéndose su calidad como su cantidad. El hombre y la mujer tienen formas distintas de responder al estrés. El hombre tiende a: alejarse, refunfuñar y encerrarse en sí mismo. La mujer, con frecuencia, interpreta ese comportamiento masculino como falta de amor hacia ella y piensa que su relación está en peligro. Pero es simplemente la reacción masculina al estrés. Los síntomas en la mujer son: agobio, reacciones exagerada por cosa pequeñas y el agotamiento en sí. El hombre en lugar de brindar apoyo a la mujer perturbada se enfurece por que ella está molesta. Esta incomprensión de ambos cónyuges agrava la situación.2

¿Cómo podemos ganarle la batalla al estrés? He aquí una lista de algunas de las acciones que aconsejan los facultativos:

Mantenga una rutina de ejercicios.
Enfrente los problemas con actitud positiva.
No se comprometa más de lo que pueda.
Aprenda a decir no.
Busque apoyo emocional.
Adquiera una mascota.
Salga de pesca o de paseo.
Ríase.
Lea un buen libro.
Intégrese a la comunidad.
Motívese con metas alcanzables.
Ore.
Cuide sus pies.
Use su creatividad.
Fomente y disfrute las amistades.
Reduzca las preocupaciones.
Visite la iglesia.
Disfrute junto a su familia.
Practíquelo y verá los resultados...

Articulo redactado por el Dr. Daniel Villa quien junto a su esposa Naime dirige un proyecto de plantación de iglesias en Seattle, Washington. Ambos ministran en conserjería familiar y de parejas y son del equipo de oradores de FamilyLife.

1 Dr. Keith Sehner. Stress/Unstress.
2 John Gray. Martes y Venus hacen las paces.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uno de los factores que padece nuestra sociedad actual en la acumulación del estrés es la violencia en mi país (México), no me puedo imaginar como viven en el norte del país con el peligro latente todo el tiempo y lo más triste de todo es que no hay indicio de parte del gobierno para solucionar esto.