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lunes, 9 de junio de 2008

¡INTENTARLO, VALE LA PENA!




Cuántas veces hemos sentido que no podríamos hallar una luz para seguir adelante en medio de la oscuridad? Muchas veces, seguramente, pero seguir adelante siempre es posible y vale la pena.

La vida nos otorga más posibilidades que las que logramos ver, dado que la neblina en la mirada hace que la luz se disipe.

Siempre hay que intentarlo, siempre...

Por ello muchas veces reunirse en Grupos de Reflexión ofrece una nueva manera de pensar y pensarse, oír y oírse, mirar y mirarse.

Aquello que sostuviera el Dr. Pichón Riviere "Trabajar y Trabajarse".

Un día nos dijeron que en ciertas oportunidades, ante determinadas situaciones que nos resultan díficiles, tendemos a creer que somos la única persona a la que le toca pasar por ello.
Pero resulta que, frecuentemente, se trata de una especie de “situación de pares”.

Y es justamente en ese momento cuando participar de un grupo de reflexión, es una realidad enriquecedora y necesaria, dado que es una charla grupal para compartir, analizar, desahogarse, escucharse mutuamente, apoyarse, sostenerse.
Un Grupo de Reflexión es un “espacio de contención compartido”, que requiere, como mínimo de tres integrantes, como máximo de quince, acompañados en el proceso grupal por dos Coordinadoras.

Reflexionar tiene que ver con la escucha y la mirada, con pensar y co-pensar con el otro, y además con el repensarse desde lo dicho y lo no dicho, también.

Por eso es tan enriquecedor lograr que se ilumine la oscuridad de lo nunca reflexionado, o lo que fuera reflexionado en voz baja.

Mabel S. Ieraci




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