CONTADOR VISITAS

lunes, 9 de junio de 2008

CUENTOS SUFÍES


1. Empezar por uno mismo.


Había una vez un hombre que tuvo un sueño, en el cual alguien le encomendaba una importante misión:

-Debes cambiar el mundo, para convertirlo en un mundo mejor.

Al día siguiente cuando el hombre despertó, se dijo:

-Y ahora por donde empiezo entre todos los países del mundo? Pues empiezo con mi país. ¿Y de todas las ciudades…? Pues empiezo con la mía. ¿Y entre todos los barrios?, empezaré con el mío. ¿Y entre todas las viviendas?, pues por mi casa. ¿Y entre todos los miembros de mi familia?, pues empezaré conmigo mismo.




2. La isla de los sentimientos


Érase una vez una isla donde habitaban todos los sentimientos... la alegría, la tristeza, y muchos más, incluyendo el amor.

Un día les fue avisado a sus moradores, que la isla se iba a hundir. Todos los sentimientos se apresuraron a abandonarla. Abordaron sus barcos y se prepararon a partir apresuradamente. Sólo el Amor permaneció en ella, quería estar un rato más con la isla que tanto amaba, antes que desapareciera. Al fin, con el agua al cuello y casi ahogado, el Amor comenzó a pedir ayuda. Se acercó a la Riqueza que pasaba en un lujoso yate y el Amor dijo:

-Riqueza, llévame contigo.

La Riqueza contestó:

-No puedo, hay mucho oro y plata en mi barco, no tengo espacio para ti.

Le pidió ayuda a la Vanidad, que también venía pasando:

-Vanidad, por favor ayúdame.

-Imposible Amor, estás mojado y ensuciarás mi barco nuevo.

Pasó la Soberbia, a la que pidió también ayuda.

-Quítate de mi camino o te paso por encima.

Como pudo, el Amor se acercó al yate del Orgullo y una vez más solicitó ayuda. La respuesta fue una mirada despectiva y una ola casi lo asfixia, cuando el capitán aceleró su yate. Entonces, el Amor pidió ayuda a la tristeza:

-Tristeza, ¿me dejas ir contigo?

-Ay amor, tú sabes que siempre ando sola y prefiero seguir así.

Pasó la Alegría, estaba tan ocupada que ni siquiera oyó al Amor llamarla. Desesperado, el Amor comenzó a suspirar, con lágrimas en sus ojos. Fue entonces cuando una voz le dijo:

-Ven Amor, yo te llevo.

Era un anciano. El Amor estaba tan feliz que olvidó preguntar su nombre. Fue llevado a la tierra de la Sabiduría y una vez allí, el Amor le preguntó:

-¿Quién era el anciano que me trajo y salvó mi vida? La Sabiduría respondió:

-Era el Tiempo.

-¿El Tiempo? Pero ¿por qué el Tiempo me quiso ayudar?

Y la Sabiduría respondió:

-Sólo el Tiempo es capaz de ayudar y entender a un gran amor.






3. Reflejo de la vida



Había una vez un anciano que pasaba los días sentado junto a un pozo a la entrada de un pueblo. Un día pasó un joven se acercó y le preguntó lo siguiente:

-Nunca he venido por estos lugares, ¿cómo son la gente de esta ciudad?

El anciano le respondió con otra pregunta:

-¿Cómo eran los habitantes de la ciudad de donde vienes?

-Egoístas y malvados, por eso estoy contento de haber salido de allá.

-Así son los habitantes de esta ciudad, -le respondió el anciano.

Un poco después, pasó otro joven, se acercó al anciano y le hizo la misma pregunta:

-Voy llegando a este lugar, ¿cómo son los habitantes de esta ciudad?

El anciano le respondió de nuevo con la misma pregunta:

-¿Cómo son los habitantes de la ciudad de donde vienes?

-Eran buenos y generosos, hospitalarios, honestos y trabajadores. Tenía tantos amigos que me ha costado mucho separarme de ellos.

-También los habitantes de esta ciudad son así, -respondió el anciano.

Un hombre que había llevado sus animales a beber agua al pozo y que había escuchado la conversación, en cuanto el joven se alejó le dijo al anciano:

-¿Cómo puedes dar dos respuestas completamente diferentes a la misma pregunta realizadas por dos personas?

-Mira -respondió el anciano-, cada persona lleva el universo en su corazón. Quien no ha encontrado nada bueno en su pasado, tampoco lo encontrará aquí. En cambio, aquel que tenía amigos en su ciudad, también aquí encontrará amigos fieles y leales. Porque las personas son lo que encuentran en sí misma, encuentran siempre lo que esperan encontrar.



4. Sólo quiero aire.



Un joven fue a ver a un sabio maestro y le preguntó:

-Señor, ¿qué debo hacer para conseguir lo que yo quiero?.

El sabio no contestó. El joven después de repetir su pregunta varias veces con el mismo resultado se marchó y volvió al día siguiente con la misma demanda. No obtuvo ninguna respuesta y entonces volvió por tercera vez y repitió su pregunta:

-¿Qué debo hacer para conseguir lo que yo quiero?

El sabio le dijo:

-Ven conmigo.

Y se dirigieron a un río cercano. Entró en el agua llevando al joven de la mano y cuando alcanzaron cierta profundidad el sabio se apoyó en los hombros del joven y lo sumergió en el agua y pese a los esfuerzos del joven por desasirse de él, allí lo mantuvo. Al fin lo dejó salir y el joven respiró recuperando su aliento. Entonces preguntó el sabio:

-Cuando estabas bajo el agua, ¿qué era lo que más deseabas?

Sin vacilar contestó el joven:

-Aire, quería aire.

-¿No hubieras preferido mejor riquezas, comodidad, placeres, poder o amor?

–No, señor, deseaba aire, necesitaba aire y solo aire -fue su inmediata respuesta.

-Entonces -contestó el sabio-, para conseguir lo que tú quieres debes quererlo con la misma intensidad que querías el aire, debes luchar por ello y excluir todo lo demás. Debe ser tu única aspiración día y noche. Si tienes ese fervor, conseguirás sin duda lo que quieres.





5. ¿Quién realmente necesita más?

"...Durante muchos años Ibrahim Ad’ham siguió viajando, mendigando para comer, aprendiendo del mundo y predicando con el ejemplo.

Una vez encontró a un hombre que quería darle algún dinero.

Ibrahim respondió: "Si es usted rico, aceptaré su oferta; si es pobre no".

El hombre respondió que, en verdad, era inmensamente rico.

"¿Cuánto dinero tiene usted exactamente?"

"Tengo cinco mil monedas de oro".
"¿Y querría tener diez mil?".

¡Sí, por supuesto!".

"¿Y preferiría veinte mil?"

"¡Sería maravilloso!".

"¡Usted no es rico en absoluto! En realidad, necesita ese dinero más que yo. Yo estoy satisfecho con lo que Dios me da. Me sería imposible aceptar algo de parte de alguien que está tan necesitado y siempre está anhelando más!"




6. El anciano y la vela


Un anciano, en su lecho de muerte, llamó a sus tres hijos y les dijo:

-No puedo dividir en tres lo que poseo. Eso dejaría muy pocos bienes para cada uno de vosotros. He decidido dar todo lo que tengo, como herencia, al que se muestre más hábil, más inteligente. Dicho de otra manera: a mi mejor hijo. He dejado encima de la mesa una moneda para cada uno de vosotros. Cogedla. El que compre con esa moneda algo con lo que llenar la casa se quedará con todo.

Se fueron. El primer hijo compró paja, pero sólo consiguió llenar la casa hasta la mitad. El segundo compró sacos de plumas, pero no consiguió llenar la casa más que el anterior. El tercer hijo, que consiguió la herencia, sólo compró un pequeño objeto. Era una vela. Esperó hasta la noche, encendió la vela y llenó la casa de luz.

7. La muñeca de sal



Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al mar. Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto había visto hasta entonces.

- ¿Quién eres tú? - le preguntó al mar la muñeca de sal.

Con una sonrisa, el mar le respondió:

- Entra y compruébalo tú misma.

Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella. Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada:

- ¡Ahora ya sé quién soy!.





8. Buscando la verdad


A un visitante que a sí mismo se definía como buscador de la verdad le dijo el Maestro:

- Si lo que buscas es la Verdad, hay algo que es preciso que tengas presente por encima de todo.

- Ya lo sé, una irresistible pasión por ella.

- No, una incesante disposición a reconocer que puedes estar equivocado



9. Reflexiones y poemas.



- LOS OJOS Y LOS OÍDOS


Los ojos y los oídos, son malos testigos de aquellos que son desalmados y aún aquellos cuyas almas son civilizadas tienden a mirar y escuchar las cosas a través de un temperamento. En un mismo cielo, el poeta puede descubrir la morada de los ángeles, mientras que el marino ve solamente promesa de futuras tempestades.


Por consiguiente, el artista y el cirujano, el cristiano y el racionalista, el pesimista y el optimista verdaderamente viven en mundos diferentes y excluyentes el uno del otro, no solo en su pensamiento sino en su percepción.




CUIDADOR DE ELEFANTES.


No hagas amistad con el cuidador de elefantes, si no tienes espacio para guardar elefantes.



Sueños


Soñé anoche que era una mariposa, y ahora no sé si soy un hombre que soñó que era una mariposa, o quizás una mariposa que sueña que es hombre.


EL ENFERMO


Todo la noche un hombre lloró, al pié del amigo enfermo. Cuando amaneció, el hombre había muerto y el paciente estaba vivo.


La Verdad.



A un visitante que a sí mismo se definía como buscador de la verdad le dijo el Maestro:

- Si lo que buscas es la Verdad, hay algo que es preciso que tengas presente por encima de todo.
- Ya lo sé, una irresistible pasión por ella ... -dijo el visitante-
- No, una incesante disposición a reconocer que puedes estar equivocado ...

-le respondió el maestro.




10. Ansioso por conocer la madera de sándalo


Muchas veces el aspirante procede respecto a la verdad tan ignorantemente como el hombre de esta historia. No conocía la madera de sándalo, pero había escuchado mucho sobre sus excelencias. Nació así en él un fuerte deseo por conocer esa clase de madera tan ponderada y entonces decidió escribir a sus mejores amigos para pedirles un pedazo de esa clase de madera. De este modo, escribió numerosas cartas a sus amigos y en todas ellas hacía la misma petición: «Por favor, enviadme madera de sándalo.» Y un día, de repente, descubrió que el lápiz con el que llevaba meses escribiendo aquellas cartas era precisamente de olorosa madera de sándalo. El ser humano busca la felicidad fuera de él, cuando la verdadera y estable felicidad se halla en su interior.

Pide lo que ya tiene, busca lo que nunca ha perdido.




11. Todos tenemos grietas!


Un cargador de agua de la India tenia dos grandes
vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba
encima de sus hombros. Una de las vasijas tenia varias grietas,
mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al
final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su
patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenia la mitad
del agua.
Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde
luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues
se sabia perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la
pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su
propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía
hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le hablo al aguador
diciéndole:
"Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo
porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y
solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir."
El aguador apesadumbrado, le dijo compasivamente:
"Cuando regresemos a la casa quiero que notes las
bellísimas flores que crecen a lo largo del camino."
Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas todo a lo
largo del camino,
pero de todos modos se sintió apenada porque al llegar, solo quedaba dentro
de si la mitad del agua que debía llevar.
El aguador le dijo entonces:
"¿Te diste cuenta de que las flores solo crecen en tu lado del camino?
Siempre he sabido de tus grietas y sembré semillas de flores a todo
lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por
dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el
altar de mi Maestro.
Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus
defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza."


Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas.

Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber
que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas
para obtener buenos resultados.



12. LA ROCA

Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios.
El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas. El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día. Por muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas...y esta no se movía. Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano.
Como el hombre empezó a sentirse frustrado, Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente:-"Has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido". Le dio al hombre la impresión que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso. Estos pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión.-Satanás le dijo: "¿Por qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Solo haz un mínimo esfuerzo y será suficiente".
El hombre pensó en poner en práctica esto pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos:-"Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aún así, no he podido mover la roca ni un milímetro. ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado? ".
El Señor le respondió con compasión:"Querido amigo, cuando te pedí que me sirvieras y tu aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era empujar. Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste?. Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras.
A pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mi. Eso lo has conseguido. Ahora, querido amigo, yo moveré la roca".
Algunas veces, cuando escuchamos la palabra del Señor, tratamos de utilizar nuestro intelecto para descifrar su voluntad, cuando en realidad Dios solo nos pide obediencia y fe en él. Debemos ejercitar nuestra fe, que mueve montañas, pero conscientes que es Dios quien al final logra moverlas.
Cuando todo parezca ir mal...solo EMPUJA!Cuando estés agotado por el trabajo...solo EMPUJA!Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debería...solo EMPUJA!Cuando no tienes más dinero para pagar tus cuentas...solo EMPUJA!Cuando la gente simplemente no te comprende...solo EMPUJA!Cuando te sientas agotado y sin fuerzas...solo EMPUJA!Los verdaderos amigos son difíciles de encontrar, ---fáciles de querer e imposibles de olvidar!

13. Compartamos la Luz

alguien, contó a sus discípulos la siguiente historia:"... Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada . Pasó algún tiempo, y uno de ellos logró encender una pequeña tea. Pero la luz que daba era tan escasa que aun así no se podía ver nada. Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendieran su propia tea y así compartiendo la llama con todos la caverna se iluminó".Uno de los discípulos preguntó:¿Qué nos enseña, maestro, este relato?Y contestó : Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que por el contrario la hace crecer."El compartir nos enriquece en lugar de hacernos mas pobres""Los momentos más felices son aquellos que hemos podido compartir"Demos siempre la luz para iluminar a todos los que pasen por nuestro lado.
la honestidad se riega con afecto y crece a la luz de la comprensión
Si una vela enciende a otra, y así pueden llegan a brillar miles de ellas.
De igual modo si iluminas tu corazón con amor, puede que ilumines a otro corazón,
así se pueden llegar


14. todo pasa

Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total... Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:- No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje - el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey- Pero no lo leas -le dijo- mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos.No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino...De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso: Simplemente decía: "ESTO TAMBIÉN PASARÁ". Mientras leía "esto también pasará" sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos. El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido.Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes... y él se sentía muy orgulloso de sí mismo.El anciano estaba a su lado en el carro y le dijo: Este momento también es adecuado: vuelve a mirar el mensaje.- ¿Qué quieres decir? -preguntó el rey-. Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta, no estoy desesperado, no me encuentro en una situación sin salida.- Escucha -dijo el anciano- este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas; también es para situaciones placenteras.No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso. No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "Esto también pasará", y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, porque el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Se había iluminado. Entonces el anciano le dijo:
- Recuerda que todo pasa. Ninguna cosa ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas


15. Con el tiempo...

Aprendes la sutil diferencia que hay entre tomar la mano de alguien y encadenar un alma.
Y aprendes que el amor no significa apoyarse en alguien y que la compañía
no significa seguridad.
Con el tiempo...
empiezas a entender que los besos no son contratos, ni los regalos promesas.
Y aceptas tus derrotas con la cabeza en alto, con los ojos bien abiertos, con la compostura de un hombre y no con el rostro afligido de un niño.
Con el tiempo...
Aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes.
Por lo tanto...
siembra tu propio jardín y adorna tu propia alma, en vez de esperar que alguién te traiga flores.
Y así aprenderás que puedes sobrellevarlo todo, que en verdad eres fuerte, vales mucho y que en cada mañana llega un nuevo amanecer.



16. La vida es...
La vida es una carrera.No llores si el camino es áspero y la meta distante.
Un día la alcanzarás.La vida es un viaje.No reclames si las tormentas golpea el casco de la nave o los vientos desgarran las velas.
Un día llegarás a tu cielo.La vida es crecimiento.No encuentres fallas si la semilla permanece sumergida en la tierra oscura antes de que crezca y florezca.
Un día tendrás tu cosecha.
La vida es una peregrinación.No titubees en el camino con autocompasión porque las piedras dificulten tu andar.
Un día llegarás a tu horizonte

Y entonces comprenderás que la vida
Siempre vale la pena,
a pesar de la meta lejana y difícil,
a pesar de las tormentas,
a pesar de algunas semillas no florecidas
y de las piedras en el camino.

17. No tengas miedo

No tengas miedo de estar solo, de mirarte interiormente y de encontrarte en tu silencio. Ten miedo, de ser un solitario, aislado de tus hermanos, desconfiado, sin amigos y sin comunicación. Nunca temas decir la verdad, o expresar con claridad lo que sientes y afirmar aquello que has visto o has oído. Teme más bien, engañarte a ti mismo, auto convencerte de la mentira o colocar máscaras en tu rostro. Sé tu mismo en donde estés, aceptando a los otros como son. Vive con intensidad y dinamismo.
Rompe tus murallas y levántate; y la vida será para ti un canto, y cada día será una fiesta.






Y recuerda siempre…
No son las pérdidas o caídas la que hacen fracasar a un hombre, sino la falta de coraje para levantarse y seguir caminando.

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