Ante el fallecimiento de Adrian, quien vivía desde hace 12 años en la esquina de Santa Fe y Scalabrini Ortiz, los vecinos "sensibles" de Palermo junto a Lubertino, comienzan una queja social sobre la situación en la que se encontraba. Ésta nota fué publicada hace meses, y a "Pechito" lo vimos durante años, como a tantísimos otros en todos los barrios, me pregunto ¿y si los vecinos sensibles de todos los barrios de la Ciudad de Buenos Aires, empezamos de desinvisibilizar a todos los vulnerables en ésta situación antes de que nos movilicemos frente a la muerte de cada uno que ocurra? Cada uno de nosotros somos culpables del abandono social, intentemos un día darnos cuenta que el Estado somos todos.
Pasan años en veredas, bocas de galerías o subtes. Cada vez son más. El Gobierno ofrece algunos refugios y les paga una única vez 10 meses de hotel.
Mucha gente duerme en la calle. No se sabe cuántos son. Según el gobierno porteño, 850. Para Médicos del Mundo (MdM), una organización de profesionales de la salud que atiende personas pobres, 16.353. Que el Gobierno de la Ciudad en 2012 haya entregado 12.930 subsidios habitacionales permite imaginar cuál de esos cálculos está más cerca de la realidad.
Hombres, mujeres, chicos y familias sobreviven durmiendo en la entrada de galerías o edificios amigos, bocas del subte o del tren, plazas, pasillos de hospitales. El censo que hizo en 2012 Médicos del Mundo informa que el 30% de los sin techo está en la Comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución). Le siguen Flores y Parque Chacabuco con el 16,45% y Balvanera y San Cristóbal con el12,03%. El mismo estudio revela que seis de cada diez sin techo hace más de un año que están en la calle.
Las razones por las cuales una persona termina viviendo a la intemperie son diversas, aunque el común denominador es la pobreza, la falta de trabajo y, sobre todo, la soledad. Son en general hombres solos (77,5%) y tienen en promedio 46 años. Sobreviven con la asistencia de comedores comunitarios, la ayuda eventual de algún vecino y los paradores. La mayoría son argentinos, sobre todo del interior, pero hay quienes llegaron de países remotos como Irak, Bulgaria, Rusia o Canadá y terminaron en la calle. Un 27% perdió los documentos y carece de cualquier papel que los identifique. El 76% está solo, aunque tenga algún contacto esporádico con su familia. Seis de cada diez no tiene ningún trabajo y el resto sobrevive con changuitas.
Los móviles sanitarios de Médicos del Mundo trabajan en distintos barrios y elaboran sus estadísticas con la información que obtienen de los pacientes. Sus datos concuerdan en casi todo con los censos del gobierno porteño, menos en la cantidad de personas que está viviendo en la calle.
CUESTIÓN DE MÉTODO
La diferencia entre las estadísticas oficiales y las de la ONG se explican por el método que utilizan para elaborarlas. La ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, reconoce que las del Ministerio surgen de efectuar “con todos los equipos de Buenos Aires Presente (BAP) y durante una noche, un censo cuantitativo y cualitativo de todas las personas y grupos familiares que se encuentren durmiendo en la calle”. Una única noche por año.
Carolina Karagueuzian, de Médicos del Mundo, dice que ellos suman “no sólo a la gente que duerme efectivamente en la calle” sino a los que están “en paradores, hoteles y pensiones, cartoneros que pasan la semana aquí para luego volver a sus casas en la provincia, y población afectada por desalojos”.
Sin embargo, la discusión acerca de quién es o no un sin techo fue saldada con la ley 3.706, en diciembre de 2010, de “protección y garantía integral” de las personas en situación de calle y en riesgo de situación de calle. Por un lado, agrupa a las personas que “habiten en la calle o espacios públicos” y también a quienes “utilicen o no la red de alojamiento nocturno”. Las personas “en riesgo” son las alojados en instituciones de las cuales deben egresar pero no tienen adónde ir, quienes estén notificados de que serán desalojados y quienes habitan “estructuras temporales o asentamientos, sin acceso a servicios o en condiciones de hacinamiento”. La ley ordenaba hacer un relevamiento anual de ambos sectores. Sin embargo, la ley nunca se reglamentó y el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, vetó el artículo 5, que establecía el “derecho a la Ciudad”, entendido como “una atribución de libertad sobre el uso igualitario y no discriminatorio del espacio público, su uso y disfrute y el derecho de acceso a los servicios por parte de todos los habitantes”.
PARADORES
La gente que vive en la calle puede pedir cama y comida en dos tipos de alojamientos de la red oficial. Los paradores nocturnos son para pasar la noche. Quienes quieran ingresar, deben presentarse cada día a las 18 para tratar de conseguir una cama y hacer largas colas con el riesgo de quedarse afuera (en ese caso, hay colectivos que los llevan a otros paradores). En los hogares, hay plazas fijas limitadas. Algunos son sólo para hombres mayores de 18 años, otros para mujeres con chicos y uno solo (Costanera Sur) recibe a familias enteras. El gobierno porteño tiene cinco paradores y dos hogares propios. Si se suma la red de ONG, en total son 31, y en invierno se agregan cuatro clubes de barrio. En concreto, se pasa de 1.800 camas a 2.200.
Horacio Ávila integra Proyecto 7 –una ONG formada con gente que vivió en la calle– y coordina el parador-hogar Monteagudo, en Monteagudo 435, Parque Patricios: “Si sólo fueran 850 las personas que están en la calle, ¿por qué entregás cuatro mil frazadas durante el Operativo Frío y tenés 700 operadores sociales recorriendo las calles?”, se pregunta. Y suma la cantidad de voluntarios de organizaciones como Red Solidaria y Amigos del Camino. “En total, seremos más 8 mil personas trabajando para la gente en situación de calle”.
Ávila se quedó en la calle luego de la crisis de 2001, un año que para la mayoría de los que están en el parador fue una especie de bisagra en sus vidas. “Yo conozco lo que les pasa, sé las historias que uno teje en esa situación para conseguir ayuda, por eso no queremos que la atención acá se limite a la entrega de comida y un lugar para dormir. Queremos que entren, pero que también puedan salir, encontrar un trabajo”, asegura. Del Monteagudo ya “egresaron” unas 70 personas. Ahora alquilan por el barrio y algunos trabajan en la administración del parador o ayudando en los distintos quehaceres.
Según el censo realizado por MdM, la mayoría de los sin techo no son porteños. Ávila explica: “A pesar de las dificultades la Ciudad tiene un sistema de contención más organizado, entre los voluntarios, el Estado y la Iglesia. En la provincia sólo hay palos de la Bonaerense”.
ADIÓS A LOS HOTELADOS
El otro mecanismo de asistencia data de 1996. El programa de Apoyo Habitacional, dependiente del Instituto de Vivienda de Ciudad (conocido como “Hotelados”) nació como una medida transitoria para alojar a familias sin techo en hoteles, pero se prolongó hasta hoy. Las sucesivas crisis económicas obligaron a mantener el subsidio y ampliarlo. Hoy quedan unas 128 familias, en una situación irregular. Apoyo Habitacional se cerró formalmente mediante el decreto 574/09 que suspendió el alojamiento, dio de baja el programa y ofreció un subsidio habitacional por única vez que va de los $25.000 a los $35.000, dependiendo de la composición familiar, para la compra de una vivienda.
Ante esta situación, la agrupación Colectivo por la Igualdad interpuso un recurso de amparo, que permitió que el programa siguiera funcionando hasta hoy. Según un informe de la organización, “las familias no podían obtener una vivienda digna con ese monto y muchas de ellas no quisieron dejar de pertenecer al programa, por lo que el Ejecutivo local tuvo que prorrogar en reiteradas oportunidades la fecha de cierre”. El amparo se tramita en el Tribunal Supremo de Justicia.
En esta situación, el mismo año 2009 la Legislatura sancionó la incorporación de un monto específico en el Presupuesto para créditos hipotecarios para quienes quisieran dejar el programa con una vivienda definitiva. En 2011, se sumaron $28.500.000 a las partidas del IVC con este fin. “Lamentablemente ese año no se ejecutó ni un solo peso para el otorgamiento de créditos”, agrega el informe de Colectivo por la Igualdad. El año pasado, se repitió la misma cifra pero la ejecución también fue nula.
En el presupuesto 2013, teniendo en cuenta el aumento de los precios de las propiedades, se incorporó una nueva partida para el programa. La suma ascendió a $40.000.000. Sin embargo, ese dinero finalmente se usó para otras cosas: 27,5 millones se destinaron a desarrollar la red pluvial y otros 15,5 a infraestructura del Ministerio de Cultura.
Mientras tanto, las 128 familias continúan viviendo repartidas en 32 hoteles. Facundo Di Filippo, de Colectivo por la Igualdad, aseguró que el gobierno porteño “paga $30 por día por persona a los hoteles. En la mayoría de los casos viven cuatro personas en una misma habitación. Por lo tanto, son $3.600 que se paga para alojar a una familia tipo en una pieza, un monto muy superior al valor de alquiler de un departamento, y por supuesto, con la posibilidad de garantizar condiciones habitacionales y de vida muy superiores”. Un negocio redondo para los dueños de los hoteles y las áreas que se benefician de las reasignaciones de las partidas del IVC.
DESALOJADOS
El paso previo a quedar en la calle es el desalojo. Según el Censo 2010, en la ciudad hay medio millón de personas afectadas por el déficit habitacional, mientras 340 mil viviendas están vacías. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del gobierno porteño confirmó este año una tendencia que crece desde 2003: hay cada vez más inquilinos. En 10 años, se pasó del 23,9% al 31%. La EPH también informa que el 4,8% de los porteños (138.768 personas) vive en inquilinatos, conventillos y pensiones. Y que el 0,7 (20.237 personas) son ocupantes ilegales. No hay registros oficiales del número de desalojados ni de las personas que están en juicio de desalojo. La legisladora Rocío Sánchez Andía (Coalición Cívica) calcula que son entre 4.000 y 5.000 familias por año.
El Programa de Atención para Familias en Situación de Calle, del Ministerio de Desarrollo Social, paga un subsidio de entre 700 y 1.200 pesos por grupo familiar que se entrega una vez que la familia ya está en la calle y sólo por 10 meses. Quienes los cobran deben vivir en alguno de los 50 hoteles habilitados. El dato de beneficiarios es el número que legisladores y ONG usan para saber cuántos desalojos hay. Cumplidos los 10 meses, la mayoría de las familias pide una extensión. Cuando la respuesta es negativa, suelen pedir que la Defensoría presente un amparo. Las cautelares por este motivo serían más de dos mil.
En síntesis, en una ciudad con 340.000 viviendas desocupadas y que vivió un boom de la construcción y de la especulación inmobiliaria, faltan viviendas para los más pobres. El gobierno porteño ofrece un menú con sólo dos opciones: los paradores y el subsidio habitacional. Los vecinos pueden avisar al 108 cuando hay personas en la calle.
Fuente Redacción Z
http://www.diarioz.com.ar/#/nota/sin-techo-la-vida-a-la-intemperie-24945/
La psicología social, como disciplina y herramienta técnica, instrumenta para el abordaje, indagación, diagnóstico, planificación y operación en los distintos ámbitos en los que se cumplen procesos de interacción. Estos ámbitos, caracterizados como ámbito grupal, institucional y comunitario, pueden ser abordados desde un esquema conceptual común, pero presentan variables específicas que requieren manejo técnico diferenciado. Enrique Pichon Riviere
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lunes, 9 de septiembre de 2013
Sin techo: 16 mil personas viven en la calle
Etiquetas:
abandono social,
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