
Según un informe de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), Naciones Unidas y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el negocio mundial de la trata de blancas genera ganancias por 32.000 millones de dólares al año, ubicándose en el tercer lugar de un siniestro ranking internacional encabezado por la venta de armas y el comercio de drogas. En el caso de Argentina no existe ninguna estadística oficial, pero especialistas aseguraronn que este negocio no deja de crecer.
Existen personas y organizaciones que específicamente se dedican a la venta de mujeres. Se identifican a los "reclutadores" , hombres o mujeres cuya función es captar a las víctimas para prostíbulos a través del engaño o el secuestro. Cobran comisiones de entre 100 y 500 pesos, dependiendo de la "calidad" de la víctima. A su vez, estos cuentan con el servicio de los denominados "marcadores" . Estos suelen disfrazarse de taxistas, peluqueras o vendedores ambulantes que, a su vez, cobran unos 50 pesos por el dato de alguna joven con el perfil buscado.
El círculo se cierra con dos actores más, los proxenetas, conocidos en la jerga como "maridos" o "madames", que obtienen sus ganancias mediante la explotación sexual de una o más personas a quienes consideran “de su propiedad”; y los “regentes” de los prostíbulos, dueños o administradores de los locales.
Territorios de reclutamiento. La provincia argentina con más casos es Entre Ríos, allí se encuentran las más importantes bandas que opera en las redes de trata, algunos de las cuales regentean hasta 30 mujeres que alquilan a distintas whiskerías del país y las van rotando. Le siguen Misiones, Corrientes, Chaco, Santa Fe y Tucumán.
Buenos Aires y Córdoba, encabezan la lista de destinos elegidos por estas redes junto a La Pampa , Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Además, se han identificado lazos con la trata internacional, en especial la ruta que lleva a España.
Los modos. El "reclutamiento" de las víctimas es conocido bajo dos sistemas. Uno se aprovecha de las situaciones de pobreza o indefensión y mediante engaños trasladan a las víctimas a otra provincia o país para ser explotada sexualmente, este sistema es conocido como “trata blanda”. Se ofrece a las personas falsos empleos, las propuestas pueden variar desde trabajar en un restaurante, una rotiseria, una fábrica, cuidar bebés o ancianos o participar de promociones.
Cuando el reclutamiento nace de un secuestro, se denomina “trata dura”. El delito se lleva adelante luego de un trabajo previo de inteligencia mediante el cual se identifican y marcan mujeres que cumplen las exigencias. Posteriormente se monta un operativo tipo comando del que participan un grupo de personas donde las mujeres son interceptadas en la vía pública y forzadas a subir a un automóvil. Luego son drogadas y trasladadas a un lugar donde las violan y golpean reiteradamente, preparándolas para ser explotadas sexualmente. Las que ponen resistencia son amenazadas con lastimar o matar a su familia en su lugar de origen.
Falta información. Las redes de trata de blancas existen, sin embargo los casos que salen a la luz son muy pocos, y sólo algunos han logrado sacudir a la sociedad. Estos grupos de reclutamiento funcionan en todos los niveles, cuentan con capacidad económica, financiera, contable, jurídica, de comunicaciones y con alto poder de fuego.
En Argentina, existe una ley aprobada en 2008 – Nº 26.364 -, contra la trata. Pero frente a este flagelo se vuelve necesario realizar campañas nacionales, con extensión internacional para poner en jaque a las organizaciones y sus cómplices. Asimismo, las políticas tienen que ser profundas y abordar todos los aspectos: económicos, sociales, éticos y jurídicos, y contar con la decisión política de llegar a una solución eficiente y duradera.
Paloma Bazan Cinman www.agenciahoy.com
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