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domingo, 13 de julio de 2008

No encender la mecha...

Quizá la tarea más laboriosa con la que convivimos en nuestra vida cotidiana y la de nuestros semejantes, es la de trabajar las ansiedades que provocan el maltrato de las "micro-circunstancias".
En una reunión, recientemente establecimos como dinámica, escribir en pocas palabras, las situaciones vividas en la última semana, en las que sentieron que tuvieron que "bajar un cambio", que "respirar hondo", que "apretar los ojos", que "mejor no escucho", "mejor me voy", "mejor no te contesto", entre otras.
Tendiendo en cuenta que cada una de esas posibilidades, surgieron en el intercambio grupal previo.
Observar con que impronta el grupo respondió, nos llamó la atención en un primer momento, cada uno lo hizo en intimidad con sus pensamientos, para, en segunda instancia, compartir lo escrito en subgrupos, luego crear una frase, que involucrara la idea del subgrupo para dar a conocer al grupo y volcarlas en una lámina confeccionada por todos.
Las frases creadas en subgrupos fueron:
  • "Cuánto más conozco a la gente, más quiero irme al Uritorco"
  • "Me prometo intentar priorizarme"
  • "Cambio mi motor interno fundido por uno externo radiante"
  • "No te digo lo que pienso porque pienso demasiado lo que digo"

La frase creada en la tarea integral grupal fué:

  • "Si exploto no se quejen por no haber avisado con anterioridad"

Veamos entonces como se fué conformando el devenir de la reunión grupal, sin caer en el análisis profunso de la crónica obtenida. Los integrantes volcaron, en un inicio, a partir de sus decires, las situaciones plenas de ansiedades vividas en la cotidianeidad de los útlimos días vividos, la reunión se desarrollaba entre oleadas de palabras, miradas, movimientos y risas nerviosas, al establecer el momento de la actividad compartida la predisposición fué especialmente, activa y concreta, inferimos que se halló un mecanismo de elaboración de lo vivod, a través del trabajarse desde la individualidad, en un inicio y de la subgrupalidad, en un segundo tiempo. De modo espontáneo se relacionaron para compartir, si bien las ansiedades básicas, surgieron desde todos los subgrupos, al ser una ansiedad común, "figurativamente hablando", sostenemos que fué una ansiedad tan operativa, como los resultados de la tarea lo demuestran.

En el compartir, una hoja, con una frase individual, se compartió un sentimiento, una postura frente a lo vivido, un "colgar el cartel" y dar el nombre propio que se elige frente a la cuestión situacional que sea, pero como siempre en el compartir, aparece aquello, que dijera el maestro Pichón "el trabajar y trabajarse" como herramienta para la salud.

Los ánimos cambiaron plenamente al lograr la frase de cierre, que entre todos crearon, entre sonrisas, risas y aplausos: "Si exploto no se quejen por no haber avisado con anterioridad", quizá fué sentida como sentencia más que como advertencia, pero de todos modos, y por más que debamos seguir pensándolo, cada integrante y desde su individualidad, se marcho con una mirada más elaborada y calma sobre la experiencia personal y la grupal. De todos modos y como despedida y cierre final, les dije: "Si las presiones que sufrieron en los últimos días, son pequeñas batallas cotidianas, como alguien dijera, y llegaron a la conclusión que es posible explotar frente a lo vivido, podemos repensar la posibilidad de que "explotar" puede tener que ver con el gran caos y por lo tanto, con una posterior nueva creación y postura...pero también y con ésto cierro, intentaría no encender la mecha facilmente, porque la posibilidad de destruirse también existe...cómo decía el Dr. Enrique Pichón Riviere "Siempre queda algo que sirve de señal de alarma para retener si se está a punto de perder, y para defenderse si se está a punto de ser atacado. Toda la tarea de la mente se puede centrar en ésto, que tiene por finalidad preservar lo bueno y controlar lo malo"

Terminando, nos llevámos, nosotras para pensar el porqué del término "micro-circunstancias", y la frase "no encender la mecha", es evidente que esas "micro-circunstancias", en el fondo, no son micro, y que "el no encender la mecha", puede cambiar el tono y la forma y la significancia, si lo repetimos en voz alta en más de una oportunidad.

Si, como sabemos, por teoría y práctica, que la estructura dramática que significa la situación grupal, causa una movilización dialéctica entre el grupo interno, íntimo y propio, creado y recreado y el grupo externo, real y ante todo social, se ve, teniéndo en cuenta lo narrado de la reunión grupal, que al poner en escena lo vivido en comunión con el mundo interno, se logra desencadenar un regresar a esa escena con mayor cantidad de elementos interpretatorios desde lo real. Si bien, el costo emocional siempre existe, el encuadre grupal actúa de sostén y contención para la elaboración necesaria.

Y agregaría para cerrar, no fué inocente, ni casual, ayudar al grupo a repensar la problemática de los maltratos cotidianos, mi ofrecimiento, sin palabras de copensar la temática, habrá tenido que ver, seguramente con los propios maltratos cotidianos sufridos, aquellos en los que uno se siente "negado como sujeto", cómo sostuviera Ulloa en su libro "La novela clínica psicoanalítica": "Se da cada vez que alguien para amar, divertirse, trabajar, estudiar, transcurrir su vejez, depende de alguien que lo maltrata o simplemente lo distrata, negándolo como sujeto". O como leyera de Silvia Bleichmar, el malestar sobrante, "esa cuota de malestar extra que nos vemos obligados a pagar en ciertos casos, más allá de las necesarias e imprescindibles renuncias que toda vida social impone"

Se tratará de reinventar uno a cada paso, ayudando a los otros, ayudandose a si mismo, acomodándo los estantes de nuestra psiquis, para no desordenarnos tanto, y a partir de cada uno ratificar, que necesitamos de la mirada y la presencia del otro para ayudar a construirnos y fortalecernos.

Mabel S. Ieraci