La psicología social, como disciplina y herramienta técnica, instrumenta para el abordaje, indagación, diagnóstico, planificación y operación en los distintos ámbitos en los que se cumplen procesos de interacción. Estos ámbitos, caracterizados como ámbito grupal, institucional y comunitario, pueden ser abordados desde un esquema conceptual común, pero presentan variables específicas que requieren manejo técnico diferenciado. Enrique Pichon Riviere
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miércoles, 22 de febrero de 2012
Estudios y teorías pertinentes al tema del chisme y el rumor
Desde la Psicología Evolutiva una investigación sobre el chisme indica que esta es una actividad necesaria para la supervivencia e innata dentro de la especie humana, lo cual hace presuponer que el chisme es inevitable, positivo y necesario. El Dr. Robin Dunbar (1993) compara el chisme con la actividad de cuidado y contacto (grooming) en los monos. Sostiene que ambas actividades, el "grooming" en los monos y su equivalente evolutivo del chisme en los humanos, secretan endorfinas en el cerebro que son relajantes y positivas para el bienestar físico y mental del organismo. Esto se ve cuando las personas ríen con el chisme, se divierten o se mofan para divertirse y entretenerse. Para Dunbar, el chisme contribuye al desarrollo de enlaces (bonding) entre las personas a la vez que relaja a quienes lo escuchan (Nevares, Instituo para el desarrollo del derecho). Este estudio es muy controversial pues limita la respuesta del chisme a un determinante biologicista y evolutivo sin tener en cuenta otras variables psicológicas, sociales y morales sobre esta conducta y porque se basa en estudio de animales.
Desde otras perspectivas, algunos teóricos coinciden en identificar el chisme como algo positivo e inevitable también. Rosnow (2005), coautor del libro Rumor and Gossip: The Social Psychology of Hearsay, menciona que el chisme y el rumor cumplen con funciones importantes tanto sociales como psicológicas pues sirven para que las personas establezcan enlaces sociales que los mantienen juntos mediante la creación de fuerzas que comunican los códigos morales del grupo. Según este autor, el chisme contribuye a evitar que seamos indiferentes los/as unos/as de los/as otros/as. Sirve además para controlar la moralidad y los asuntos dentro de grupos pequeños. Finalmente, ayuda a organizar los grupos en cuanto al posicionamiento social de los miembros: aquellos más importantes generarán más chismes; igualmente, aquellos con más información, tenderán a ser muy populares y solicitados en su grupo (Dumbar, S.F.). El Dr. Rosnow, citando a otros investigadores como al Dr. Jack Levin (profesor de Sociología y Criminología en la Boston's Northeastern University y co-autor del libro Gossip: The Inside Scoop.), indica que el chisme es necesario para establecer comparaciones sociales (Westen, 1996). Esta última caracterización del chisme choca con creencias populares en Puerto Rico que cuestionan el beneficio de un bienestar por comparación resumido en la frase: Consuelo de muchos, consuelo de tontos.
La variable sexo, o diferencias por género, también ha sido estudiada en el chisme. Un estudio del Dr. Jeffrey Parker encontró que entre preadolescentes se chismea un promedio de 18 veces cada hora, invirtiéndose hasta el 50% del tiempo en chismes, en los cuales es tres veces más probable chismear sobre personas del propio sexo que de personas del sexo contrario. Las diferencias por género reflejan que las niñas hablan más de todo el mundo, incluyendo hablar sobre los varones populares o los que les gustan, en tanto que los varones son más parcos entre sí. También encontró que las parejas de amigas (femeninas) chismeaban más entre sí que las parejas de amigos varones entre ellos.
Otro estudio, realizado con 106 menores participando en un campamento de verano, encontró que el chisme fue definido de dos formas: como comentario positivo y admirativo o como el clásico chisme negativo y difamatorio. Lo que une a ambos tipos de chisme es la característica de que el comentario se hace a espaldas, o en ausencia, de la persona referida en el chisme. En este caso y considerando las dos formas de chisme, el autor concluye que los varones practican el chisme tanto como las mujeres.
La variable edad también ha sido estudiada. En un estudio con 384 preadolescentes se identificó el chisme como la actividad que ocurre sin la presencia del/la referido/a y fue considerado como algo inapropiado, pero el escepticismo sobre la credibilidad fue mayor en jóvenes que en personas mayores, sugiriendo que el criterio de dudar sobre el contenido disminuye con la edad; esto es, a mayor edad mayor credibilidad sobre el chisme. Este estudio sugiere, por ende, que los preadolescentes parecen tener una comprensión mayor sobre las limitaciones de credibilidad del chisme que las personas mayores (Swanbrow, 1995).
Durante la Segunda Guerra Mundial, Allport y Postman (1947) realizaron estudios sobre los efectos negativos del chisme, temiendo que rumores alarmistas sobre amenazas militares lesionaran la moral nacional en Estados Unidos. Sus conclusiones fueron publicadas en el libro titulado La Psicología del Rumor, que contiene la definición psicológica del rumor como "una proposición de creencia específica, pasada de persona a persona, usualmente de boca a boca, sin los estándares de seguridad de evidencia presente. La implicación de cualquier rumor es que tiene algo de cierto. Esta implicación se sostiene aún cuando el relator previene su comentario con el aviso: Es solo un rumor, pero lo que he escuchado es...". Allport y Postman sostienen que el rumor surge ante la falta de noticias. Desarrollaron un pronunciado matemático que intentaban fuera considerado como la ley básica del rumor, a seguir: " rumor strength (R) will vary with the importance of the subject to the individual concerned (i) times the ambiguity of the evidence pertaining to the topic at hand (a), or R ≈ i × a" (Kuttler & Parker, 2002). En esta teoría se trata de cuantificar la conducta del chisme, obviamente desde la presión e influencia positivista de su época, y también se simplifica el motivo de la conducta estableciendo el déficit de información veraz como su única causa.
Rosnow & Forter (2005) organizan los períodos de interés por la investigación sobre el chisme y los rumores en E.U. en varios períodos. El primero ocurre en la década del 40, siglo XX, iniciado con los estudios de Allport y Postman, y seguidos por otros realizados por Back, Festinger, Kelley, Schachter, & Thibaut, 1950; Hachter & Burdick, 1955. Luego de un período de indiferencia, el tema resurge para la década de los 60, con personas como Tamotsu Shibutani (1966), los estudios de Milgram y Toch (1969) sobre la conducta colectiva, Morin, 1971; Knopf, 1975; Rosnow & Fine, 1976), Fine & Turner, 2001; Goodman & Ben-Ze'ev, 1994; Kapferer, 1990; Kimmel, 2004; Koenig, 1985; Levin & Arluke, 1987; Spitzberg & Cupach, 1998 y Turner, 1993).
No todos coinciden en la función positiva o natural del chisme y del rumor. Las manipulaciones que ocurren en el chisme pueden ser falseamientos concientes de las capacidades de "los otros" para justificar sentimientos negativos hacia los demás en donde ocurre y se produce cierto grado de daño. Allport decía que el rumor transmite mentiras que si bien tienen algo de verdad, éstas fueron distorsionadas, y ya no son verdades (Rosnow & Foster, 2005), por tanto no son positivas por cuanto constituye información falsa.
Algunos teóricos han desarrollado clasificaciones para el rumor y el chisme. Knapp identifica tres tipos de rumores: los que expresan deseos y anhelos, los que expresan miedo y ansiedades y los agresivos. También, Knapp describe la estructura del rumor como enunciado compuesto de dos cosas: un sujeto animado u objeto, y un predicado en donde existe, o se coloca, la atribución de una acción. Otro autor, Rouquette, elabora otra clasificación para los rumores en la que existen dos tipos: el rumor expresivo y el rumor informativo.
En resumen, el chisme y el rumor han sido definidos por igual como procesos negativos y positivos. Sería interesante diferenciar cuando son de cada uno de estos y explorar si la situación real actual es una donde el chisme es problemático o si simplemente continúa con la función de nivelar, desahogar, enlazar y construir relaciones positivas y deseables, como parecen algunos teóricos sugerir.
Conclusiones
Si es cierto que la calidad de vida social se ha visto afectada en la medida en que el chisme y el rumor han sustituido la noticia, la verdad, los hechos y otras formas de comunicación veraces intergrupal; se necesita recopilar datos nuevos y adicionales para determinar cuan cierto o falso son las premisas de que ha ido en aumento, si ha causado daños significativos e irreparables a la calidad de vida social que está sustituyendo otras formas de intercambio social, entre otras.
Un estudio detallado sobre este tema puede ayudar y contribuir a identificar la dirección y tendencia socio-comunicacional que existe al presente, o sea, a inicios del siglo XXI. También nos ayuda a recopilar datos acerca de cómo ocurre y afecta al ciudadano común, no sólo como afecta figuras públicas.
Finalmente, es importante contribuir a identificar el problema, describirlo con mayor certeza, estimular y generar estudios posteriores, así como explorar alternativas de manejo del mismo, en ambientes familiares, sociales, laborales, educativos, entre otros, desde la perspectiva y experiencia de los/as participantes.
Angie Vázquez Rosado
Psicóloga Clínica, M.S
Catedrática Asociada UIPR
UIPR
San Juan, Puerto Rico
Etiquetas:
chisme,
Comunicación,
mentiras,
RUMOR
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