CONTADOR VISITAS

martes, 29 de julio de 2008

Agustín Antonio Cuzzani: "El farsátiro"



Agustín Antonio Cuzzani, nació en Buenos Aires en un día como hoy, el 29 de julio de 1924.
Estudió su secundario en el afamado colegio San José, en el barrio de Once. Todavía recuerdo su gesto pícaro al contarme como organizaban sus escapadas de los claustros con los compañeros.
Se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires a los 20 años. También recuerdo cuánto me insistió que no abandonara la carrera de abogacía, diciéndome con la mirada fija y la voz firme, mientras fumaba uno más de sus tantísimos cigarrillos "Gitanes" "Pero Mabel, la vida es una cuestión de Status, quizá aún sos muy jóven para entender que aún el menos combativo, con un título tiene más poder. Mirate vos, con tu temperamento ¿quién te pararía?"
Su primer obra llevada a un libro fué "A las Puertas del Verano", aún guardo con cariño y ternura, la copia casera de ese primer ejemplar que me regalara cuando visité su casa en Los Cocos, Pcia de Córdoba en Octubre de 1982, durante mi viaje de bodas. Y releo la dedicatoria y me sigue emocionando "Para Mabel y Victor, para que siempre sean lo que deseamos de ellos". También recuerdo como si lo estuviera viviendo su atropellado entusiasmo, por pasarnos a buscar por el hotel en el que recién acababamos de llegar para nuestra luna de miel, apenas entramos a la habitación, nos avisaron telefonicamente, que alguien nos pasaba a buscar. La situación era imposible de ser entendida, no imaginabamos quien era, y al recorrer rapidamente ese pasillo que parecía interminable, apareció Agustín con su inconfundible sonrisa diciendo "Pero que tal che?? Los interrumpo en algo?"
Así era Agustín Cuzzani tan cálido, cómo simpático, cómo culto y pedagógico, y digo ésto porque las charlas con él, eran una cátedra abierta, sin encuadre, pero tan enriquecedoras, que aún hoy, que ya no soy aquella jóven que no creía en el estatus, las recuerdo con el orgullo de la lección aprendida. Más allá de que nunca volví a ver a nadie hacer sobre un escritorio, o una mesa de bar o donde fuera lo que al "me" hacía es perando mi fastidio, del que se reía fuertemente, dejar los filtros de sus cigarrillos paraditos, los que retiraba antes de fumarlos, dado que le agradaba enormemente ambas cosas, fumar sin filtros y dejar en mi mesa, o escritorio ese "regalo".
Entre sus tantas obras puedo citar:
"Mundos absurdos" (1943), "Lluvia para Yosia" (1950) , "Dalilah" (1952), "Una libra de carne" (1954); "El centroforward murió al amanecer" (1955), llevada al cine por el director argentino René Mugica; "Los indios estaban cabreros" (1958); "Sempronio, el peluquero y los hombrecitos" (1962); "Para que se cumplan las escrituras" (1965), "Para que se cumplan las escrituras", "Lo cortés no quita lo caliente" (1981), "Disparen sobre el zorro gris" (1983), "Pitágoras Go Home", "Cuzzani, el breve".
Imposible aún no sonreir al recordar cuando me dijera:
-"Bueno Mabel, llegué hasta aquí para que decidamos el nombre del libro que termine de escribir, podría ser "Lo cortés no quieta lo caliente", "Fumando espero", o algo que se te ocurra...
-"Fumando espero", es un buen título teniéndo en cuenta que es imposible verlo sin humo ¿no?
Me mira se sonríe y dice: "Bueno entonces el título es "Lo cortés no quita lo caliente".
Se iba riendose con risotadas fuertes e inolvidables.
También escribió para Les Luthiers, "Historia de un zurdo contrariado (La notable trajodia de Agamenón y las Ubres)", también crea una obra rimada que se desarrolaba en las playas de Ipanema, y que entregó entera esperando que fueran ellos quienes la adaptaran, en su prólogo decía: "ADVERTENCIA ATROZ: No mido las sílabas porque no conozco el ritmo y la frase que saldrá de la música. OTRA ADVERTENCIA ATROZ (II): Pongo material en exceso para que se den el inefable gusto de rechazar todo lo que puedan." A partir de la lectura de la obra, Les Luthiers logra la "Bossa Nostra".
Trabajo tambien, para cine, radio y televisión, inolvidable, para tantos es la versión que guionó de "Hair" en Argentina.
Sus obras de teatro fueron traducidas en 140 idiomas y dialectos, y fueron representadas en 40 países.
Agustín hablaba muchos idiomas, tantos que no recuerdo con precisión, le encantaba inventar sobrenombres, el era para todos "él Chivo".
Fué el creador de un estilo distinto a todos, la "farsátira" (palabra por él inventada), o sea farsa satírica, que él explicaba personalmente: "...generalmente se parte de una propuesta voluntariamente exagerada hasta casi el absurdo, con relación a la situación del protagonista. Esta situación insólita se tramita en un medio ambiente realista, natural y del choque entre ambas "realidades" surge gran parte del humor y la intriga sobre cómo aquietar finalmente la tensión creada. Otra de las modalidades es el tratamiento multitudinario de personajes accidentales, coros, simultaneidades escénicas o tratamiento cinematográfico de cortes directos entre situaciones. Influyó, seguramente, en esto mi gusto operístico que proviene de mi infancia transcurrida en el mágico decorado sonoro de las óperas italianas. Y algo, también, en una atroz facilidad para el verso rimado y coral que brota a cada paso en las obras. Lo ultimo mencionable quizá fuera mi devoción por el sonido del idioma, la reverencia a los estilos nobles y clásicos, castellanos, shakesperianos, de antiguas redacciones bíblicas y a no dudarlo por los juegos de palabras y giros que aprendí desde chico en las comedias de Pedro Muñoz Seca, en los versos de Vital Aza, y más atrás en las burlas del Arcipreste de Hita o de Quevedo".
Seguramente me queda mucho por escribir sobre éste representante de la cultura teatral argentina en el mundo, con quien tuve el honor de compartir muchos momentos inolvidables, charlas enriquecedoras... Pero queda por decir, que Agustin descansa en el cementerio de Los Cocos en Córdoba, en el mismo en que lo hace Manuel Mujica Lainez, en la base de una sierra, un hermoso lugar, y cada vez que lo visito, agradezco a su recuerdo el cariño que me regaló, y pienso que bueno sería conversar ahora con él largamente.
Para terminar, Agustín Cuzzani, fué un hombre de izquierda y ratificaba constantemente el ser ateo, quizá por esa impronta farsátira es que nació el día de San Agustín, aunque su nombre ya estaba elegido previamente, y falleció el día de navidad del año 1987.
Quedaría mucho por contar, pero basicamente digo, que hace 84 años nacía en Buenos Aires, Agustín Antonio Cuzzani, y no pasó silenciosamente por la vida, en la mía dejó huellas.
Mabel Susana Ieraci.-