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miércoles, 17 de agosto de 2011

Ayudarse a sí mismo, aún más.


Lucien Auger

Todo se inicia con la percepción, la cual, una vez interpretada, genera directamente la emoción. Esta última a su vez empuja a la acción o a la abstención, y puede incluso demostrarse que determina la naturaleza de esa acción. Así, sentimos emociones en función de lo que interpretamos de la realidad, y actuamos en función de esas emociones que esas sensaciones sucitan en nosotros. Un verdadero cambio en el nivel de interpretació n conlleva automáticamente a un cambio de la emoción, el cual determina, a su vez, una modificación de las acciones.Somos seres de deseo, y desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, sentimos siempre esa emoción que nace de nuestra interpretació n de un elemento cualquiera de la realidad como ventajoso y provechoso para nosotros. La mayor parte de nuestro aprendizaje se realiza de manera inconciente, es decir, sin darnos cuenta de que estamos aprendiendo algo en el momento que lo estamos haciendo.Sólo excepcionalmente somos concientes de nuestras ideas, de nuestras emociones e incluso de lo que estamos haciendo, sintiendo o pensando. Podemos concluir sin temor a equivocarnos que si nuestras acciones terminan muchas veces en fracasos, ello se debe, en gran parte, a la presencia en nosotros de hábitos inadecuados, pero fuertemente arraigados desde hace anos.Todo ser actúa siempre por lo que le parece ser una ventaja, aunque dicha ventaja no sea tal, o sea insignificante con los inconvenientes que la acompanan; mientras la ventaja parezca considerable a los ojos de quién actúa, continuará negándose a cambiar los comportamientos. La evaluación negativa de si mismo, pariente cercana de la culpabilidad, contribuirá poderosamente a una persona a resistirse al cambio y a obstinarse en realizar gestos inadecuados. La fuerza de la costumbre adquirida, el temor a desagradar, la culpabilidad engendrada por la idea de eludir un "deber", la desvalorizació n que uno prevé que va a padecer si se decide a cambiar, el temor a los esfuerzos que hay que hacer para lograrlo, la creencia mágica de que "todo va a arreglarse", son algunos de los obstáculos internos.Desgraciad amente, son pocos, los que pueden constatar en sí mismos la presencia de funcionamientos deficientes, sin por ello abrumarse de reproches, ni otorgarse certificados de incompetencia y de falta de valía. La aceptación de si mismo, y de las propias debilidades, suele venir acompanada de una buena dosis de humor y una benévola tolerancia a las propias necedades. El primer paso de cualquier estrategia de cambio consistirá en identificar el o los problemas y los sectores de la vida en que se desea introducir cambios.La acción o la omisión son incapaces por si solas de generar una emoción.Muchas personas piensan que sus bajones anímicos son debido a determinados factores que escapan de su control. Nuestros sentimientos están influidos por los acontecimientos externos, por nuestra bioquimica, y por los conflictos y traumas del pasado. Si desea sentirse mejor, debe tomar conciencia de que sus pensamientos y actitudes son los causantes de sus sentimientos.

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